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TRAMA PRIMERA: LA VENGANZA DE SÍSIFO

 

 

Introducción

 

Hijo de Eolo y padre (según algunas versiones del mito) de Ulises/Odiseo, fue el fundador de la ciudad de Corinto, de la que fue rey. Conocido por ser el mortal más astuto y sabio entre los hombres, también fue un hombre avaro y codicioso, recurriendo en muchas ocasiones al asesinato de viajeros y caminantes para incrementar su riqueza, o rodear su ciudad con altos muros para quien quisiera atravesarla tuviera que pagar. A pesar de esto, también fue un gran promotor de la navegación y el comercio.

 

Debido a su astucia, Sísifo fue capaz de engañar a los dioses, como Tánatos y Hades.

Al primero logró engañarle el día que debía morir: en el momento en el que Tánatos se presentó ante él, no queriendo dejar el mundo de los vivos, consiguió entretenerle y confundurle con sus palabras, gracias a las cuales Tánatos acabó con los grilletes (que debía usar para encadenar a Sísifo y llevárselo consigo) alrededor de sus propias muñecas. Esto significó que Tánatos quedó a su merced, sin poder realizar su trabajo (por lo que en ese tiempo nadie murió), hasta que Ares localizó su emplazamiento y logró liberarlo, poniendo al mortal bajo custodia en el Inframundo.

 

No contento con ese cautiverio, antes de morir había dejado preparado un plan: había ordenado a su mujer que cuando él ya no estuviera dejara de realizar ofrendas a los dioses. Estos, molestos por aquella falta de atención, y dejándose embaucar nuevamente por las astutas palabras del mortal, le permitieron volver al mundo de los vivos para que la castigara.

 

Habiendo salido todo como había planeado, Sísifo no sólo no castigó a su mujer, sino que rehusó a volver al Inframundo una vez hubo llegado a Corinto. De esa forma, consiguió vivir varios años más hasta que Hermes logró devolverle a la fuerza al reino de los muertos.

 

Una vez allí fue condenado en los Campos de Castigo a arrastrar una gran roca redonda desde la falda de la montaña hasta el pico más alto de la misma, rodando ladera abajo cada vez que Sísifo se encontraba a punto de lograr el objetivo que tenía.

 

 

 

Han pasado muchos años desde entonces. Demasiados años. Por ello, no mucha gente recuerda ya a este peligroso mortal. Pero eso está a punto de cambiar: durante el alzamiento de Gaia y mientras las Puertas de la Muerte estuvieron bajo el control de la diosa primordial, Sísifo fue "rescatado" de los Campos de Castigo y devuelto a la vida nuevamente. Astuto y sabio como era, decidió no involucrarse en aquella guerra a pesar de las posibles consecuencias por parte de la Madre Tierra. Ahora que ha desaparecido, Sísifo campa a sus anchas por el mundo moderno con un único propósito: saciar su sed de venganza. 

 

Planeando minuiciosamente desde los últimos meses todos sus movimientos, sus planes acaban de ponerse en marcha.

 

 

 

Parte Primera: ¡Pobres George y Martha!

 

Aquella tarde parecía haber revuelo en la Cabaña Grande del Campamento Mestizo: muchos campistas se encontraban ante las puertas de la misma, que se encontraban cerradas, mientras escuchaban retumbar el sonido de las pisadas de caballo de Quirón dentro de la misma. Cuando las puertas se abrieron, el centauro y el Señor D aparecieron al otro lado del marco, siendo el primero el que entona unas pocas palabras.

 

- "Que todo el mundo se reúna alrededor de la hoguera".

 

Con aquellas palabras, los semidioses del campamento comenzaron a movilizarse; muchos se encaminaban directamente hacia el lugar indicado, mientras otros iban en busca de los no presentes. Una vez todos llegaron allí y se hubieran sentado, Quirón comenzó a hablar nuevamente.

 

- "Esta tarde hemos tenido noticias del Olimpo. Malas noticias. El Señor D nos ha hecho saber que el Caduceo de Hermes ha desaparecido".

 

- "¡Ay! ¡Pobres George y Martha!" - exclamó repentinamente una de las hijas del Dios, levantándose de un bote - "Espero que estén bien...".

 

Quirón carraspeó ante la imprevista interrupción, provocando que la chica se volviera a sentar, avergonzada. A continuación prosiguió con sus palabras.

 

- "Como podéis imaginar, el Caduceo debe de ser recuperado: es uno de los símbolos de Hermes, y está cargado de poder. No sabemos quién puede habérselo robado ayer por la noche, en un momento de despiste de nuestro dios, pero no podemos permitir que caiga en malas manos" - En aquel momento, el centauro hace una pequeña pausa para coger aire - "Y como el Oráculo de Delfos sigue, digamos, "ocupado", no tenemos ninguna profecía que nos guíe. Por ello debemos de tener extremo cuidado durante esta búsqueda; no sabemos lo que nos depara el futuro, debéis de estar preparados para cualquier cosa".

 

- "¿¡Y cómo sabemos que simplemente no lo ha perdido!?" - Entona repentinamente otro campista.

 

- "Un dios nunca pierde sus símbolos, chico. Tanto hermes como el resto de los Olímpicos han pasado milenios, y nunca se han separado de sus símbolos por voluntad propia, así que esa teoría queda descartada".

 

- "Como esta es una misión de investigación, hemos decidido formar varios equipos para que busquen indicios de quién puede estar detrás de todo esto. Además, uno de ellos deberá partir hacia el Campamento Júpiter para avisar a la Duodécima Legión y que también se pongan manos a la obra" - Añade Dionisio, extrañamente serio.

 

- "¡Ya habéis oído!" -Ruge Quirón - "Dentro de un rato anunciaremos los miembros de los equipos. Id preparándoos por si acaso sois los elegidos. Podéis ir a cenar ya".

 

 

 

Objetivos logrados

 

Durante esta primera tanda de misiones y encargos, los campistas han investigado sobre el robo del Caduceo y, dado que continúan sin el poder profético del Oráculo, también han intentado recaudar información sobre lo que allí acontece.

 

Chris, Nico y Piper lograron interrogar a Hermes aunque sin sacar nada en claro, ya que el Dios desconocía quién podía haberle robado el Caduceo. Tras esto, Nico decidió hacerle una visita a su padre en el Inframundo para intentar sonsacarle algo, gracias a lo cual consiguieron reducir la lista de sospechosos a cuatro: Virgilio, Pirítoo, Eneas y Sísifo.

 

Thalia y Sam decidieron ir a buscar información a los archivos del Campamento para intentar localizar a potenciales enemigos del dios mensajero: bajo la sospecha de que podría haber sido obra de Luke Castellan para vengarse de su padre, o del mismísimo Zeus como venganza porque un hijo de Hermes le había robado el Rayo Maestro en el pasado. Lamentablemente no consiguieron sacar nada en claro en su pequeña tarea de investigación.

 

Annabeth, Percy y Will decidieron acudir a la sede central de la mensajería de Hermes, lugar de donde desapareció el símbolo de Hermes. Tras lograr colarse en la sección restringida evitando a los guardias de seguridad, entraron en el despacho del dios y, mientras Annabeth buscaba indicios, Percy y Will tuvieron que salir a distraer a algunos guardias que se aproximaban hacia allí. Antes de volver al campamento lograron hacerse con unos papeles que, esperaban, fueran de alguna ayuda.

 

Rachel y Calypso, al ser una mortal y una diosa, fueron las encargadas de comenzar a investigar sobre el Oráculo de Delfos para, en un futuro próximo, liberarlo de los peligros que bloqueaban su poder. Hablaron brevemente con Will para preguntarle por su padre, y también con las ninfas para averiguar si les había llegado algún rumor. Finalmente lograron encontrar a Apolo, que aunque no sabía demasiado, estaba decidido a recuperar el que había sido su Oráculo.

 

 

 

Parte Segunda: Muuuchas leches.

 

Un temblor despertó de improviso aquella mañana a los semidioses tanto del Campamento Mestizo como del Campamento Júpiter. Bajo ellos, en las profundidades de la tierra donde una vez un monstruo humanoide con cabeza de toro había sido encerrado, algo había cambiado. Tras cesar el pequeño terremoto, una risa ligeramente desquiciada retumbó por entre los corredores del Laberinto mientras una sombra que portaba dos objetos de gran poder ascendía hacia la superficie, donde una antigua ciudad en ruinas de altos muros comenzaba a alzarse de nuevo.

 

Al mismo tiempo que la antigua ciudad de Corinto resurgía, ilocalizable gracias al poder que el Caduceo de Hermes le proporcionaba al que fuera su rey, una parcela se materializaba en las proximidades del Campamento Júpiter. En la lejanía podían verse un amplio rebaño de vacas un tanto peculiares: con unas pezuñas especialmente duras y pelajes de color rojo intenso. A primera vista parecían apacibles... Pero en cuanto alguien se atreviera a cruzar el límite de la finca, aquellos animales enloquecerían sin remedio para echar a los intrusos del lugar o, en el peor de los casos, convertirlos en su merienda; no permitirían que nadie se acercara a la pequeña cabaña que había en el centro de aquel lugar donde un viejo conocido de Sísifo y con el que tuvo ciertos problemas, Atólico, había sido confinado.

 

 

Tras la incertidumbre que el pequeño terremoto había provocado, Quirón había recibido nuevas noticias sobre la desaparición de otro objeto perteneciente a los dioses, poseedor de enorme poder, esta vez mediante un mensaje del Campamento Júpiter. Tras reunir a todos los campistas alrededor de la hoguera, como era habitual, comenzó su discurso cuando todos guardaron silencio.

 

- "Otro importante objeto perteneciente a los Olímpicos ha desaparecido" - Anunció con tono lúgubre - "Esta vez se trata de la lanza de Marte, contraparte romana de Ares y, al igual que el Caduceo, alberga un gran poder".

 

Un ligero murmullo de preocupación se extendió entre los semidioses allí reunidos tras aquellas palabras, así que Quirón alzó un brazo pidiendo atención nuevamente.

 

- "Por suerte, no todo son malas noticias. Gracias a la lista de sospechosos que teníamos y a los papeles encontrados en la oficina de Hermes, hemos podido despejar las dudas. El mortal que está detrás de estos hurtos no es otro más que Sísifo. Todavía no sabemos lo que trama... Pero el temblor de esta mañana no presagia nada bueno. Hay que averiguar qué está tramando, ponerles fin y recuperar la Lanza y el Caduceo cuanto antes".


Ante aquellas palabras, y dando por finalizada la charla, los campistas comenzaron a lenvantarse cuando de forma inesperada volvieron a escuchar la voz de Quirón.

 

- "Eso no es todo. El Campamento Júpiter ha pedido refuerzos; en sus proximidades ha aparecido una parcela con vacas de color rojo y una pequeña cabaña. No creen que sea casualidad, así que mandaremos refuerzos para ayudarles a investigar de lo que se puede tratar. No es casualidad, os lo aseguro. Ahora marchad y descansad, os esperan unos días bastane duros".

 

 

 

Objetivos logrados

 

 

Kayla, Connor y Leo fuero enviados como refuerzos al Campamento Júpiter. Tras un viaje a lomos de Festo, decidieron improvisar tras averiguar que las vacas no habían ocasionado problemas de momento, por lo que se dedicaron a vigilarlas.

 

Nico, Jason y Will se adentraron en el Laberinto para averiguar lo que causó el temblor. Allí fueron atacados por una mantícora y un eidolon poseyó a Will tras dividirse el grupo. Unos días después, Nico encontró a Will con Jason maniatado e inconsciente, y se las arregló para que les llevara a los alrededores de Corinto. Luego volvieron al Campamento Mestizo viajando por las sombras.

 

Sam y Percy "tomaron prestado" un coche y se dedicaron a hacer limpieza de mosntruos, concretamente empusas, de los alrededores de Corinto. Gracias a unos ambientadores con forma de pino con propiedades somnñiferas lograron incapacitarlas para luego poder mandarlas derechitas al Tártaro.

 

Piper y Thalia se encargaron de encontrar una forma de entrar a Corinto y espiar; dejaron a los guardias-esqueleto de la entrada cantando "Give me love" gracias al embrujhabla de Piper y cegaron temporalmente a los grifos gracias a Thalia. Ya dentro de la ciudad, se dedicaron a espiar un poco en el palacio de Sísifo sin observar nada relevante.

 

Por último, Rachel, Calypso y Bianca  partieron de viaje en busca de Hécate para que les ayudara a realizar un hechizo que les permitiera ver durante unos pocos minutos aquello que estuviera aconteciendo en el Oráculo de Delfos. Se encuentran en Chicago tras haber logrado huír de unas cuantas harpías y haberse encontrado con Artemisa, momento en el cual Bianca rehusó volver a formar parte de ellas.

 

 

 

Parte Tercera: La caída de Sísifo

 

En las calles de Corinto habían comenzado a ser bulliciosas durante los últimos dias. Por orden de Sísifo, los monstruos varios que se habían aliado con él comenzaban a prepararse para llevar a cabo su plan: mientras las vacas "especiales" custodiaban a Autólico, la única persona consciente de cómo poder detenerle, los muros y las defensas de la ciudad continuaban reforzándose. Pronto, nada ni nadie sería capaz de penetrar allí y todo habría acabado para los Olímpicos que en el pasado se interpusieron en su camino.

 

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- "¡Semidioses, debemos de actuar pronto! Ya sabemos quién está detrás de todo esto: Sísifo, un viejo astuto y peligroso que ya logró engañar a varios de los dioses en el pasado, concretamente aquellos a quienes les han robado" - Anunció Quirón en la hoguera del campamento durante una de las habituales congregaciones - "¡Debemos ponerle fin a aquello que esté tramando cuando antes! Sospechamos que nada bueno se trama en Corinto".

 

Tras aquellas palabras, los campistas comenzaron a murmurar, especulando lo que podría estar pasando. Durante los últimos dias se habían enterado de que algo importante ocurría, pero ni todavía sabían lo que se cernía sobre ellos.

 

- "Ahora que sabemos a ciencia cierta que Sísifo está detrás de los hurtos, es de vital importancia frustrar sus planes. Para ello enviaremos a un grupo al Campamento Júpiter para asaltar la parcela de las vacas y comprobar si allí dentro hay algo o alguien capaz de servir de ayuda en nuestra ofensiva, porque planeamos invadir la ciudad. Ahora, id a descansar. En os próximos días se os asignará un grupo y la correspondiente misión a cada uno. Mucha suerte a todos".

 

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- "¡ES TERRIBLE, TERRIBLE!" - Autólico se llevó las manos a la cabeza, correteando en círculos alrededor de la mesa principal de la Casa Grande. Los semidioses encargados de inspeccionar la parcela de las vacas lo habían encontrado allí y se habían apresurado a llevarlo ante Quirón - "¡Tenéis que adentraros en Corinto YA!".

 

Aquel hombre parecía atacado de los nervios, así que los allí presentes se dedicaron a tranquilizarle. Cuando lograron que respirara profundamente y dejara de correr, Autólico por fin pudo explicar con claridad lo que pasaba.

 

Sísifo había construído dos torres fuertemente protegidas en los polos opuestos de Corinto. Allí guardaba cada una de las reliquias con las que se había hecho mientras inspeccionaba la zona mientras esperaba al Equinoccio de Verano, momento en el cual llevaría a cabo un ritual con ambos objetos y lograr alcanzar el poder necesario para deshacerse de Hermes y Marte. Lamentablemente el equinoccio ya había tenido lugar hace una semana... Así que ahora estaría reuniendo fuerzas para asaltar los lugares que frecuentaban ambos dioses.

 

Sólo había una forma de detenerle: recuperar ambos objetos que deberían de continuar cada uno en una de las torres y restituír el poder del Caduceo y la Lanza en una batalla.

 

- "'No tenemos mucho tiempo, en cualquier momento podrían ponerse en marcha! ¡APURAD!".

 

Aquellas fueron las últimas palabras que resonaron por el Campamento Mestizo antes de que todos se pusieran manos a la obra, preparándose para la batalla.

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